Escrito por Juan Antonio Castillejos
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Durante 2025, la IA generativa ha dejado de ser una tendencia emergente para convertirse en un elemento central en la búsqueda de los usuarios. Las herramientas de IA ya no solo generan respuestas: influyen en decisiones, resumen información, mantienen conversaciones tan profundas como el usuario sea capaz de exigir y filtran qué contenidos merecen visibilidad.
En este contexto, revisamos qué peso tiene la calidad de los contenidos y cuál es su papel en cómo los LLMs (Large Language Models) perciben los recursos digitales de un proyecto.
¿Sigue siendo la calidad del contenido un factor diferencial en la era de la Inteligencia Artificial? ¿O es mejor estrategia la generación masiva de contenido automatizado que cubra rápidamente cualquier búsqueda de nuestro buyer persona?
Los datos y declaraciones recientes de Google, Microsoft e importantes analistas del sector dan una respuesta clara: «sí, la calidad es más importante que nunca«.
Las búsquedas relacionadas con IA, en tendencia alcista
Google acaba de publicar los datos de búsqueda del año 2025 en su «Google Year in Search 2025«. Este resumen anual confirma que las búsquedas relacionadas con Inteligencia Artificial están en la cima. Son tendencia: el usuario está cada vez más interesado en estas tecnologías, plataformas, modelos de lenguaje, herramientas y, en definitiva, en las posibilidades y nuevos escenarios que abren. Hoy, todos conocemos a alguien de un sector ajeno al SEO y el Marketing que usa constantemente algún LLM como apoyo en determinadas tareas.
Conforme crece el interés por estas plataformas, evidentemente, también crece la importancia de ser citado como fuente de referencia en los resultados de los principales modelos IA.
Calidad y contenido para humanos… desde el principio
La importancia de que el contenido que generamos sea de calidad se ha defendido incansablemente desde hace tiempo, especialmente desde la irrupción de los LLMs y las respuestas mediante IA generativa.
No nos quedaremos en la frase manida. Bajamos, una vez más, al barro para desgranar qué es el contenido «de calidad».
Podemos entender contenido de calidad aquél que:
- Cumple la misión para la que es concebido.
- Es un contenido trabajado, argumentado y que demuestra una buena base de conocimiento.
- Aporta frescura y originalidad a la información disponible hasta ese momento para esa temática o consulta.
- Ayuda al usuario a resolver su intención de búsqueda, con información confiable. Por tanto, cerrará el proceso de búsqueda con una respuesta válida.
Otros factores como la implementación de marcado de datos estructurados o trabajar el EEAT (estableciendo firmas de autor…), ayudarán a que Google perciba la calidad del contenido y pueda confiar en él.
… porque «humanizar» no es suficiente
Una práctica muy extendida es generar contenido con IA y posteriormente «humanizarlo» mediante leves retoques de un redactor humano.
Cambiar un título o el orden de una oración se concibe frecuentemente como una tarea que «soluciona» el problema del contenido escrito por Inteligencia Artificial. Paradójico, por otro lado, buscar solución a un problema elegido por quien prepara el contenido.
En este sentido, John Mueller, analista de Google, afirmó en un comentario en Reddit que reescribir contenido generado mediante IA «no cambiará el ranking del sitio en Google«. Añadió que lo importante es el valor que el contenido añade al sitio web. En este sentido, es conocida la importancia que Google ha dado siempre al contenido “útil, fiable y centrado en las personas”. Es decir, al contenido de valor.
La importancia no radica tanto en cómo se genera el contenido, sino en el valor que aporta al sitio web y al ecosistema informativo ya indexado sobre esa temática.
Si conseguimos generar mediante IA un post que aporte nuevos datos, posiciones o un nuevo punto de vista sobre una temática determinada, probablemente el hecho de que no lo haya escrito un humano no será un problema. Como es lógico, para lograr este tipo de contenidos hay que invertir más tiempo y dinero, y es por eso que se diferencian de la mayoría de contenidos “low-cost” que ahora tanto abundan.
En ciertos casos donde la información está estructurada y hay menos margen para la creatividad, como puede ser una ficha de producto, un uso automatizado de la IA sí que nos permitirá ahorrar tiempos en la generación de textos sin perder valor.
No, los trucos para simular «fresh content» no funcionan
Dentro de la calidad de los contenidos se engloba no solo qué se cuenta, sino cuán reciente es la información.
La manipulación de fechas de publicación o modificación de los contenidos informacionales (principalmente artículos de blog) es una estrategia que, durante mucho tiempo, estuvo muy extendida.
Hoy, como nos recuerda el medio Search Engine Land, las fechas que se establecen tanto en el propio contenido como en las etiquetas meta y en el marcado de datos estructurados son una señal de «frescura, credibilidad y relevancia» para Google.
Manipular estas fechas sin cambios significativos en los contenidos no solo no tendrá ningún efecto, sino que puede comprometer seriamente la confianza en la calidad de nuestros contenidos, generar incoherencias entre fechas visibles, schema y meta etiquetas, y afectar negativamente a su relevancia.
Los factores que sí aportarán frescura, relevancia y actualidad a los contenidos son los datos nuevos que incorporemos (probablemente sustituyendo a los anteriormente publicados), las actualizaciones reales de contenido o los cambios editoriales con un fundamento sólido. Estos sí ayudarán al usuario y, por tanto, serán un factor a favor de la visibilidad desde el punto de vista de Google.
La IA generativa y la citación de contenido: calidad orientada a valor
La importancia de la calidad de contenido se refuerza aún más en el terreno de la búsqueda mediante IA generativa.
En un reciente post en el blog de Microsoft, Fabrice Canel y Krishna Madhavan, Product Managers de la empresa, detallan cómo la búsqueda impulsada por IA generativa ya «no se limita a mostrar enlaces«, sino que resume, compara, cita fuentes y orienta decisiones antes de que ocurra el clic.
Destacamos el fragmento en el que apuntan la idea de que, en este nuevo modelo, el contenido de calidad se define por su capacidad para aclarar la intención del usuario, guiar hacia resultados de alto valor y servir como referencia fiable dentro de respuestas generadas por IA.
Por otro lado, sabemos que en la era de la IA el éxito ya no solo se mide en clics, dado que la influencia ocurre antes del clic. La visibilidad en resúmenes, comparativas y respuestas IA es una forma de valor en sí misma. Aunque el tráfico pueda ser menor, llega con una mayor intención.
Por tanto, la calidad del contenido no solo ayuda a posicionar, sino a influir en el usuario.
Estamos seguros de que el debate sobre la calidad de los contenidos permanecerá en el tiempo, durante el viaje hacia un entorno de búsqueda dominado en gran parte por las IAs generativas. Pero aunque estos nuevos entornos cambien cómo el contenido es ofrecido o generado, en última instancia, cualquier LLM va a valorar la calidad y la credibilidad del contenido.
Y ahí no hay acrónimo o método que gane al más universal de todos: hacer las cosas bien. Hacer buen contenido. Pensar en el usuario. Ser el contenido y encarnar los conceptos.
